Un nuevo estudio demuestra que los ricos son menos caritativos cuando saben cuán pobres son sus vecinos.
Muchos comentaristas consideran que los acontecimientos ocurridos últimamente en Ferguson, y en otros lugares durante el año pasado, son prueba de que la desigualdad económica conduce a tensiones, e incluso a la violencia. Pero una nueva investigación realizada en la Universidad de Yale, sugiere que no es la presencia de la desigualdad lo que causa problemas, sino más bien la visibilidad de esa desigualdad.
"Hacer visible la riqueza ha sido siempre un factor muy corrosivo. Ha generado que los ricos exploten a los pobres." dice Nicholas A. Christakis, co-director del Instituto de Ciencias y Telecomunicaciones de Yale, y uno de los autores principales del estudio. Cuando la gente rica descubre que sus vecinos no tienen los recursos que ellos sí poseen, son menos propensos a ayudarles, ni a ellos, ni a nadie; dicen los investigadores.
El estudio proporciona una inmersión profunda en el comportamiento humano y sus riquezas, a través de un software que han desarrollado, que les permite a los investigadores crear sociedades virtuales temporales, sobre las que tienen control total, "como Dios", ha dicho Christakis. Las sociedades se componen de gente real, "jugando" por riquezas reales.
En este caso, los investigadores agruparon varios sujetos y les asignaron unidades arbitrarias de dinero. Luego se les dieron dos opciones: cooperar voluntariamente con sus vecinos mediante la reducción de su propia riqueza por 50 unidades, con el fin de aumentar la riqueza de todos los vecinos por 100 unidades; o abandonar el vecindario sin costo ni ganancia alguna. Después de realizada dicha elección, se les permitió decidir si permanecían jugando con sus mismos vecinos, o con otros, para la siguiente ronda.
Los investigadores descubrieron que cuando los sujetos ricos sabían que sus vecinos eran menos ricos que ellos, eran menos propensos a cooperar. Los pobres, sin embargo, optaron por permanecer en el juego y cooperar. Esto conduce a lo que los investigadores llaman un "escenario de la explotación", en la que los pobres promueven la reducción de su propia riqueza para invertir en su red local, "colocándoles aún mas en una peor posición en relación a sus vecinos, y promoviendo que los ricos se hagan cada vez mas ricos", escriben los investigadores.
Sin embargo, cuando los sujetos ricos no conocen la riqueza de sus vecinos, son más propensos a cooperar, incluso más que lo pobres. Esto conduce a lo que los investigadores llaman un "escenario de justicia", en la que los ricos invierten su riqueza en una red local, que luego se enriquece en su conjunto.
En general, al parecer la pobreza visible tiende a disminuir la cooperación, la interconexión, y finalmente las riquezas. Pero la desigualdad en sí tiene un impacto "relativamente pequeño" en la cooperación o en la interconexión. "La mayoría de la gente que piensa en la desigualdad hoy en día, podrían estar confundiendo dos fenómenos distintos (desigualdad per se, y desigualdad visible)", dice Christakis.
En los días de la Edad de Oro, cuando la desigualdad era tan penetrante como lo es hoy, estas diferencias no eran tan visibles, dice Christakis. Los ricos permanecían secuestrados tras las puertas de sus mansiones, mientras que los pobres vivían en la miseria en otros lugares. Ahora, con Internet y los medios sociales, las disparidades en la riqueza son mucho más evidentes.
La aplicación de estos hallazgos al mundo exterior podría ser un desafío. Christakis dice: "los resultados podrían ser útiles para las compañías al momento de decidir si deben o no, hacer públicos los sueldos de sus empleados. Empresas en donde los salarios son desiguales, podría ser favorable no hacer públicas las cifras, mientras que en las que los salarios son casi iguales, podrían ganar un poco de buena voluntad al hacerlos públicos, dijo.
Los investigadores sugieren que ocultar información personal respecto a la riqueza, podría conducir a una menor desigualdad de ingresos. Pero al parecer, el ocultar la riqueza no sería efectivo, a menos que los ricos tampoco tengan manera de saber cuán pobres son los pobres. Y eso es poco probable, ya que la riqueza y la pobreza nos marcan a todos; en la ropa que llevamos, en los lugares donde vivimos, y en nuestros medios para transportarnos. No es posible exigir a las personas vestir igual, vivir en casas similares, ni manejar autos similares; y es probable que hoy en día no exista en América, la manera de ocultar la riqueza y la pobreza.
La visibilidad de la desigualdad puede importar más que la desigualdad en sí, pero no importa a donde vayas, la desigualdad encontrará la manera de darse a conocer.
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Artículo original: The Dangers of Visible Inequality en www.theatlantic.com
Traducción por Addendum.
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