12 dic 2015

7 hábitos cotidianos que roban tu energía.



El Universo es, en términos humanos, una fuente infinita de diversas formas de energía, conocidas y desconocidas por el hombre, que están presentes en cualquier parte a la que miremos, y por ende, influyen de distintas maneras en nuestras vidas. Todo lo que existe, trae consigo alguna forma de energía, bien sea en reposo o de forma activa.

Independientemente de que lo creas o no, de que lo entiendas o no, dichas energías están presentes dentro y fuera de nosotros, y su papel en nuestras vidas, es inevitable y al mismo tiempo, sutil. Es inevitable porque no existe manera alguna de vivir sin ese intercambio energético entre los seres vivos y los demás integrantes del universo, sin esa constante transformación de energía que experimentamos día tras día; y sutil, porque a pesar de lo importante que es la energía, ni siquiera nos percatamos de su presencia ni de su influencia, ya que se desarrolla, casi siempre, en el plano del incosciente.

Pero el hecho de que no nos percatemos de la influencia energética que nos afecta cada día, no quiere decir que no podamos traerla al plano consciente y así, de alguna manera, manipularla para nuestro beneficio. Existen múltiples actividades que realizamos, o que dejamos de realizar, que canalizan en alguna dirección, tu energía mental, física o espiritual, y lo que queremos es precisamente canalizarla en una dirección aprovechable, canalizarla hacia nuestro centro, y no al revés. Es decir, lo que deseamos es disponer de energía mental, física, emocional o espiritual, para estar llenos de ella, no carentes de la misma.

Entre las múltiples actividades transformadoras de energía, están las actividades cotidianas a las que estamos tan acostumbrados. Sin saberlo, tus malos hábitos cotidianos pueden ser tus mayores ladrones de energía. Éstos, te afectan día a día sin que tú seas consciente de ello, y por lo tanto, tampoco eres consciente de que te están robando tu energía.

Estos son algunos de los malos hábitos cotidianos que roban tu energía, ¡sin que siquiera lo notes!

1. Quejarse sin parar. Esto es algo que hacemos de manera casi inconsciente. Reflexiona en ello por un momento y notarás que te quejas demasiado. Nos quejamos porque nos levantamos muy temprano y deseábamos dormir más, o nos quejamos porque nos hemos levantado demasiado tarde. Nos quejamos de que hace mucho frío o mucho calor, y de que no hay pan para el desayuno. Luego encendemos la tele y es allí cuando las quejas verdaderamente empiezan, como un concierto al unísono con el mundo: quejas políticas, quejas religiosas, quejas sobre el clima y el calentamiento global, porque no nos alcanza el dinero, porque no hay tiempo libre, o que el día ya se acabó y hay que empezar mañana todo de nuevo... Quejas y más quejas, tantas que acaban convirtiéndose en un hábito más de nuestro día a día. Esto es algo realmente agotador, algo que nos roba demasiada energía, y lo más triste de todo es que la gran mayoría de nuestras quejas, son totalmente inútiles.

2. Recordar miles de cosas. Nos roba toneladas de energía mental. Nuestra mente es como un televisor endemoniado imposible de apagar, imposible de ignorar, con el volumen al máximo, encendido las 24 horas del día, incluso hay personas que aún durmiendo, recuerdan todo lo que les ha sucedido, porque sus vidas están en el pasado, no en el ahora. Vivir recordando las cosas pendientes, la cantidad de compromisos adquiridos y las tareas por hacer, sólo nos crea ansiedad y estrés. Recordarlas y tenerlas siempre en mente para no olvidarnos de ellas es algo totalmente agotador. Está muy bien organizarse, planificarse, pero no vivir en el plan cada segundo del día. Es preferible anotar en un papel o agenda, o colocar alarmas para recordar, y que así sean las máquinas y nuestras herramientas las que se encarguen de recordar, mientras nosotros disfrutamos y vivimos el presente. Si dejas de vivir tanto en el pasado, como en el futuro, te darás cuenta que el endemoniado televisor, tarde o temprano, va a bajar su volumen y casi no notarás su presencia.

3. La falta de planificación. Está un poco ligada al punto anterior. Insisto en que hay que vivir en el ahora, en el presente, pero no por ello está prohibido planificar, organizar tu vida. Los planes son el camino al logro de nuestras metas, y la falta de planificación provoca que ellas se vean frustradas, no alcanzadas, y a la larga nos encontraremos en un bloqueo mental. La falta de planificación hará que tarde o temprano nos encontremos con cosas que hemos olvidado realizar, o que simplemente hemos decidido postergar, lo que nos lleva a la improvisación, casi siempre con malos resultados. La postergación de planes y dejar todo para el último momento, no es una buena manera de proceder, causa estrés, decepción y desaliento, provoca que dejemos de creer en nuestra capacidad para cumplir objtetivos. Aprende a planificarte con antelación. Traza tus metas, crea un plan, lleva a cabo dicho plan, pero no entregues tu vida a él, disfruta de la vida mientras recorres el camino de la planificación. Y recuerda siempre que los planes son sólo eso, un camino para lograr tus objetivos, no el objetivo mismo. 

4. El desorden. Como es afuera, es adentro; como es adentro, es afuera. El desorden, además de agotador, te hace perder tiempo valioso. Hay una frase muy común entre la gente desordenada: "yo tengo un orden en mi desorden". Con ello, el desordenado quiere decir que él sabe, entre medio de todo el caos, dónde está cada cosa y sabe cómo acceder a ellas en el momento en que lo desee, justificando así su desánimo y flojera de vivir en un ambiente ordenado y agradable. Además, la frase es contradictoria en sí misma porque está dejando claro que hay un intento de orden dentro del desorden. Es verdad, puede que él sepa dónde encontrar cada cosa, pero su energía está siendo desperdiciada, es imposible ahorrar energía cuando debes recordar de manera aleatoria, donde está cada cosa. El orden es equilibrio, y el equilibrio es natural, todo en la naturaleza, al final, sigue un orden, y tal vez sea posible luchar un tiempo contra él, tal vez sea posible "organizarse" en una casa o habitación hecha un caos, pero el gasto energético es indescriptible. El orden trae consigo un fluir natural y sin esfuerzos. Vivir en un ambiente desordenado, es un sabotaje a todas las demás actividades cotidianas, es un boicot a cualquier intento de canalizar positivamente la energía, evita que podamos organizarnos mentalmente y que llevemos a cabo nuestras metas sin tanto desgaste. Finalmente, lo quieras o no, tarde o temprano la frustración te invadirá y la energía estará al mínimo. El orden no solo abarca los ambientes físicos como el hogar o la oficina, sino también actividades intangibles como el estudio, el esparcimiento y hasta nuestras relaciones interpersonales.

5. La indecisión. No es más que otra de las formas del miedo. Tenemos miedo al fracaso, y por ello nos cuesta tomar una decisión. Ser indecisos siempre nos provocará ansiedad y frustración. La falta de decisión puede ser incluso crónica, personas que le temen tanto al fracaso que son incapaces de tomar una resolución simple. Lo peor que puedes hacerle al indeciso, es plantearle varias opciones, y darle a escoger una, simplemente no sabrá qué elegir. El indeciso siempre estará aferrado a todo, a su trabajo, a su pareja, a su carrera, a su hogar, a su país, y por muy mal que vayan las cosas, no será capaz de soltar lo que tiene por temor a perderlo todo, es un adicto a la "zona de comfort", aún cuando permanecer en esa zona implique pérdidas enormes de energía, porque esa zona es lo único que conoce, y cree erróneamente que allí nada puede ir mal. Las personas indecisas jamás serán capaces de hacer cambios importantes en sus vidas, viven atrapadas en su pequeño mundo y siempre serán esclavas de lo establecido. ¿Qué es lo peor que puede pasar?, el fracaso es necesario, nos hace madurar, nos hace crecer, nos da experiencia. Es imposible no fracasar alguna o varias veces. Si intentas salirte de tu zona de comfort, tal vez, y sólo tal vez, puede que te vaya peor y fracases, pero si nunca dejas esa zona, es completamente seguro que habrás fracasado como el ser humano creativo, lleno de vida y curioso que eres por naturaleza. Intenta liberarte de todas esas batallas internas que no te permiten decidirte. No permitas que tus indecisiones se conviertan en tu jaula.

6. Apego a personas negativas. Esas personas son como una especie de aspiradoras de energía, te rodean con su negatividad y te van robando la vitalidad sin que te percates de ello. Es fácil apartarse de una persona negativa que nos encontremos en la calle o en el supermercado. Lo particularmente difícil viene cuando una de esas personas negativas, es un ser querido, porque tenemos la idea equivocada de que decidir apartarnos de un ser amado, por su negatividad, a la larga destruirá el vínculo. Muy por el contrario. Lo primero que debemos tener en cuenta es que, la decisión de alejarnos de una persona negativa, no significa que dejaremos de estimarla, el enfoque real es el siguiente: nos apartamos de ellas porque nos valoramos a nosotros mismos, lo hacemos por una cuestión de auto respeto, porque no debemos permitirle a nadie, absolutamente a nadie, que descargue toda su negatividad en nosotros. Lo segundo que debemos tener presente es que es más probable que, al alejarnos de esa persona, la relación incluso mejore, al fin y al cabo, llegará el momento en el que van a extrañarse, a valorarse más, y será más fácil aprovechar el tiempo de una manera positiva la próxima vez que se encuentren. Debemos aprender a establecer límites en nuestras relaciones interpersonales, no se trata de ir menospreciando a los demás, se trata simplemente de tener la firmeza, de una manera inteligente y cordial, para evitar que las personas negativas afecten nuestras vidas y terminen robando nuestra energía.

7. El perfeccionismo. Intentar la perfección en cualquier actividad, es simplemente una decisión poco inteligente y un desperdicio de energía. Querer alcanzar la perfección en cualquier cosa que hagamos, sólo logrará sumirnos en un estado de ansiedad increíble, en un estado de estrés insoportable, porque lograr la perfección es simplemente imposible. Debemos entender que en la imperfección está toda la belleza, la imperfección es la promesa del constante cambio, del continuo crecimiento. En el preciso instante en el que algo llega a la perfección, muere, se acaba, ya no hay posibilidad alguna de que algo crezca allí. La única perfección posible es la aceptación de la vida con sus imperfecciones. La imperfección es vida, la perfección es muerte.


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El mundo en el que estás viviendo es irracional, casi loco. 

Si por lo menos puedes lograr meditar, has hecho más 

de lo que se espera del individuo actual. 

La meditación es suficiente. Todo lo demás sigue su curso.

Osho


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Artículo editado por Addendum, inspirado del artículo Ladrones de energía: aprende a identificarlos

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2 comentarios:

  1. Has hecho unas excelentes reflexiones tras identificar estos malos hábitos, lo peor es que tal como mencionas, no nos damos cuenta sobre cuan arraigados están dentro de nuestra rutina cotidiana y nosotros mismos, tanto así que fácilmente podemos identificarnos con al menos tres de ellos, sin embargo siempre tendremos uno que nos pegue más que otros... y ahora que logramos identificarlo, debe empezar la tarea de mitigar aquellos malos hábitos hasta hacerlos desaparecer.

    ¡Felicidades!

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    1. Así es, identificarlos es el primer paso hacia adelante. Gracias por tu comentario, Recortes de Libertad.

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